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sábado, 28 de agosto de 2010

¡Basta, Basta, Basta!




Yo no estaba enojado, pero ahora me lleva la CHINGADA. Me Explico.

Me gusta el debate, me gusta la discución y me gusta la plática; me considero una persona intensa en defender sus puntos de vista pero acepto que no poseo la razón en todos los temas, incluso aunque domine estos. Si mi intelocutor es una persona obtusa, incompetente y de más, simplemente busco salirme por la tanjente y poner punto final a la discución, no vale la pena arrojarle margaritas a los cerdos.

Más chico me gustaba la confrontación deshacerme en palabras y por lo regular terminaban en insultos y en demasiadas ocasiones la discución terminaba a golpes. La mayoría de las veces, si no es que todas, yo no tenía la culpa pero en parte sí, por que seguía el juego.

Eso bastó para que me creara la famita de ser un ENOJÓN. Eso ya no me gustó, por eso decidí cambiar esa imagen para alejarme de esa etiqueta que en parte había contribuído a colocarme.

Ahora me encuentro que un grupo de gente no cercana a mí salvo que compartimos una clase todos los jueves, ha decidido catalogarme como un enojón. Todo eso por no compartir sus puntos de vista y por querer exponer lo míos y defenderlos, pero al final decido salirme por la tangente y los dejo con su opinión, creo que eso les molesta y me descalifican.

No puedo estar de acuerdo con personas que no son flexibles en las opiniones.