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miércoles, 17 de noviembre de 2010

El Gran Bálsamo

Me gusta la música. Oigo música de todo tipo. No me importa el género, el artista, la poesía se encuentra en los lugares menos inesperados. De la misma manera como uno camina por la calle y sin darse cuenta tus ojos se topan con otros ojos que se miran y se reconocen, de la misma manera me sucede lo mismo con la música, pero en lugar de ser ojos son oídos.

Ya pasaron aquellas épocas en que la piel se me ponía por completo chinita cuando escuchaba los primeros acordes de alguna melodía. Es posible que con la edad el corazón y la piel se hagan más duros y por esa misma falta de sensibilidad las nuevas propuestas se pierdan.

Todavía recuerdo esa sensación poderosa que invadió mi cuerpo hace ya algunos años. 1997. El grupo se llamó Savege Garden y con su éxito Truly Madly Deeply inundó todas las estaciones de radio pop del DF. Yo me encontraba dormido y con ello soñando. No recuerdo el sueño pero a lo lejos oí esa canción, entonces, una imagen poderosa apereció en mi mente... ella estaba conmigo y caminamos por los largos prados que mi sueño formaba... fuí felíz. Tuve que despertar de la emoción y conseguí el disco.

Ese es una de los pasajes que musicalmente han emocionado mi vida, tengo otros, algunos más tristes que es inevitable que lloré y otros más amenos.