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lunes, 21 de marzo de 2011

Cafebrería "El Péndulo"

Acabo de ir a una "librería" donde lo que menos importa son los libros. Es la cafebrería "El Péndulo"

Hace unos meses vi que sobre la calle de Álvaro Obregón ,en el corazón de la Roma, se abrió una nueva librería. Decidí el día de hoy darme una vuelta por el lugar vistazo y la verdad no me gustó. En la planta baja (foto de arriba) encontramos mesas llenas de libros para que el lector les eche un vistazo y en algunos casos los pueda hojear. En la pared se encuentran empotrados grandes libreros en los cuáles los libros se encuentran divididos por tema (ficción, fantasía, filosofía, religión, etc) y sólo les vemos el lomo no más. En una área más extensa está el comedor, donde la gente puede comer, cenar o tomar algo.

El primer piso (foto de abajo) el área de comedor ocupa más espacio que el área destinada a los libros. Los libros se encuentran en la pared divididos por temas y la gente si así lo desea, tiene que caminar por la parte de atrás de los comensales para adquirir un ejemplar, lo cual creo que no es cómodo para ninguno de los dos. Como el espacio que ocupan las mesas y sillas es más grandes que el destinado para los libros, al ver esto me vino a la mente las palabras de mi abuela cuando me pide que no lea en la mesa, por que en la mesa no se lee se come. Pienso que invado el espacio de los comensales.
Por último en el segundo piso hay otra área de comida, ya no subí, no vi el caso.

Con el nuevo neologismo creado : cafebrería, la organización de El Péndulo puede vender todo lo que quiera bajo este concepto incluso vendernos la idea de que es un lugar dedicado a la venta de libros, cosa que no lo es; Aquí el libo es un accesorio de lujo, un cuadro más en la pared.

No es un lugar que invite a la lectura, no hay gente que te ayude a buscar un libro, no hay espacio dedicado a los niños o zona de niños, no hay gran diferencia entre éste lugar y algún Samborn´s

Pero también hay que entender donde se sitúa éste lugar: Se sitúa en uno de los barrios clasemedieros-altos de la ciudad de México donde la frivolidad polula, los verdaderos sentiemientos se sencuentran en lo profundo del colectivo y donde los más importantes es parecer. Parecer que soy pobre, parecer que me interesan los indígenas, parecer que me gusta la lectura cuando en realidad la gente de aquí lo único que exuda es frivolidad.