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jueves, 7 de julio de 2011

El Estanque

Un monje budista y su alumno caminaban por un apacible parque. La tarde era tibia y era el escenario perfecto para un agradable paseo por debajo de los árboles.

Al llegar a un estanque el maestro se detuvo y pidió sentarse a descansar.

Luego de un rato de mirar hacia el agua y el pez que vivía en ese estanque, el anciano preguntó:

-Dime, ¿cuántos estanques ves?

El aprendiz miró con extrañeza al monje, quien no separaba la vista del agua.

-Sólo hay un estanque, Maestro.

-Vuelve a mirar. Toma tu tiempo y dime cuántos estanques hay.

El muchacho regresó la vista hacia el pequeño lago y por varios minutos analizó la escena.

-Maestro, debo estar haciendo algo mal. Sólo veo un estanque.- Afirmó.

-Hay cuatro estanques.- Respondió el viejo, sin retirar la vista del pez.

Contrariado, el aprendiz miró una y otra vez buscando los que no alcanzaba a percibir. Al poco rato comenzó a pensar que quizá el monje ya estaba tan anciano que estaría alucinando.

-Pero Maestro, sólo hay un estanque. No puedo encontrar los otros tres.

-Son cuatro. El que yo veo, que es un lugar apacible y fresco para descansar. El que tú ves, que es un lugar aburrido y sin emoción. Y el que ve el pez, que significa la vida.

El monje se levantó y comenzó a caminar de nuevo.

Pensando y haciendo cuentas, el joven notó que el Maestro sólo había mencionado 3 estanques. Este hombre es tan viejo que seguro se olvidó de contar el último, dijo para sí mismo.

-Maestro, y ¿cuál es el cuarto estanque?.-Gritó.

-El cuarto es el estanque como realmente es.- Dijo el hombre y se alejó caminando.