Hay quienes estamos condenados a saber solo un nombre. Reconozco la puerta que se abre sólo una vez. Como una piedra cargamos el destino y el tiempo. Ante mis ojos pasa la vida y no estoy invitado a su gran fiesta. Imploro que un Dios justo y benévolo venga por este cuerpo y le dé alivio.
Cansado y sepultado por los recuerdos, veo y no hay futuro.