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martes, 26 de junio de 2012

Éxito de cafeterías

Ayudaría un poco de historia del concepto más exitoso en lo que me alcanza la memoria: Starbucks.
En 1982, Howard Schultz era gerente de ventas de Hammarplast, fabricante sueca de equipos de cocina y artículos de diseño para el hogar. Intrigado por el gran volumen de cafeteras de goteo que vende Hammarplast a una desconocida empresa de Seattle llamada Starbucks, decide hacerles una visita, en aquel momento Zev Siegel ya había dejado la empresa.
Le invitaron un café de Sumatra recién hecho. Tal fue la impresión que al poco tiempo convence a Baldwin y abandona Hammarplast para incorporarse a Starbucks como director de marketing. La familia cambia su residencia desde Nueva York a la lluviosa Seattle.
Reflexión. ¿Cuál fue su motivación? Respuesta: Generar riqueza, empleos y soñar con tener su propia cafetería con un servicio de orden superior.
Una experiencia de cambio. Poco después, en la primavera del 83, Schultz es enviado por Starbucks a una feria internacional del hogar en Milán, Italia.
Allí se enamora del estilo cafetero italiano, con su aroma, su diseño, su servicio, nada que ver con el agua manchada que se servía en su tierra. Le impresiona ver como la vida de las personas podía girar en torno a aquellos expressos, podían pasarse largas horas conversando alrededor de un café sentados en cómodas butacas. Le llama mucho la atención que los camareros llamen a los clientes por su nombre.
Allí gesta la idea, novedosa para Estados Unidos de ofrecer expressos y cappuccinos italianos aderezados con una experiencia distinguida y relajada.
A su regreso se lo propone a los dueños de la compañía y recibe un “no” por respuesta. Alegan que su negoció es vender café empaquetado para que la gente se lo lleve a sus casas, no son una cafetería y no quieren distraerse ni diluir su posicionamiento.
Sin embargo, Baldwin permitió a Schultz hacer pruebas con un modesto mini-bar en un pequeño rincón de una de las nuevas tiendas, la sexta.
Schultz solicita a Baldwin una zona generosa para poner en marcha su idea, pero este no le ofrece más que un rinconcito, centrado como estaba en su nueva adquisición en San Francisco, Peet’s, Coffee & Tea, que a su vez había sido la inspiración para montar Starbucks en 1971.
La cosa funciona, el primer día sirve a más de 400 clientes, muy por encima de las mejores medias de Starbucks que estaban en 250. Al cabo de unos meses llegó a servir a 800 clientes diarios. Howard se mostraba eufórico.
Reflexión. Compromiso con sus ideas, por lo que no hay lugar para el desánimo.
Respuesta. Concretar la visión y lograr resultados de su creatividad y su idea innovadora contra todos los obstáculos.
Primer Starbucks en Seattle. Finalmente, a pesar de las continuas (diarias) evidencias que Schultz muestra a Baldwin sobre las exitosas ventas de cafés, y de que este permite a Schultz montar cafeterías en otras dos tiendas de Starbucks, Baldwin le comunica su desaprobación con el devenir de la empresa.
“No queremos estar en el negocio de los restaurantes. Somos tostadores de café. Y no queremos seguir adelante con este experimento”, le dijeron.
Reflexión. No hay adversidad que no se pueda derrotar con visión de futuro.
Respuesta. La actitud positiva la adoptó y es parte esencial de su vida, con buena actitud nadie te detendrá en tu proyecto.
Las cafeterías en México están creciendo de manera indudable, brindando así, campo amplio y área de oportunidad a los jóvenes emprendedores, por esa razón es una buena opción de negocio.

Columna de Luis Cabrera. Cartera. El Universal Gráfico. 26/06/2012