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miércoles, 2 de enero de 2013

En pañales la crónica deportiva

La crónica deportiva en México, por lo menos en el DF está en pañales por no decir que es de las peores. Escribir de deportes es hacer literatura deportiva, es plasmar en el papel la historia que vimos ante nuestros ojos y ponerle palabras para que en un futuro, varios años después, cuando leamos de nuevo ese trozo de palabra, sea como si estuviéramos ahí.

No es el problema la sintaxis, gramática u ortografía. El problema es que no existen escritores deportivos. Los referentes de las viejas y nuevas generaciones son personajes como José Ramón Fernández, el cuál, lo pueden leer en el suplemento Cancha del Reforma, abusa de lugares comunes,  frases desgastadas, pero como las adorna con palabras o frases como PROSAPIA, EL ADN DEL EQUIPO, ENVERGADURA y todas esas cosas, llama la atención y emboba.

Récord tiene en sus filas a los peores columnistas deportivos. Deportistas de sofá, chicas lindas cuyo talento es mostrar las piernas y luego las letras y de más seres cuya pasión es otra cosa, como la actuación, menos el deports y mucho menos el ejercicio de la escritura. Les pongo un ejemplo: Jean Duverger. Nefasto como conductor deportivo y de espectáculos, pero como hacer el tonto es lo que nos caracteriza pues nos divierte y de premio le damos un pedazo de papel, por lo menos cada semana, para que hable de su equipo favorito. Récord es el TVyNovelas de los periódicos.

Durante muchos años he leído la crónica deportiva y el error que cometía era comparar lo leído con los grandes maestros de la literatura. La gente que escribe en medios impresos, así sea un periódico pequeño como el BASTA, me han parecido escritores o por lo menos muy cerca de la divinidad de ese círculo. Los imaginaba frente a los escritorios esperando el momento de inspiración para tomar la idea grabarla, en aquella época en el papel de la máquina de escribir, en la pantalla virtual. Pero la vida te encarga de abrirte los ojos y me he desengañado. 

¿Será qué el deporte no es la gran veta que ofrezca buena literatura?