Buscar en Suena La Palabra

domingo, 22 de junio de 2014

Las reglas no escritas de la pornografía

(Por Jesús G. PornoGafaPasta) de estrellasdelporno.com - Desde sus inicios en los años 70, el cine porno ha sido terreno de libertad y de provocación. Por ello, ha sido perseguido (en Estados Unidos) por distintos gobiernos en diversos momentos y, salvo en contadas y sonadas ocasiones, nada ha hecho a los productores y directores porno parar la marcha o cambiar lo que estaban haciendo.
Pero, aunque en aquella ‘tierra de libertades’ su Primera Enmienda (libertad de expresión) les ampare para hacer el porno que quieren hacer, lo cierto es que existen ciertas reglas no escritas que la propia industria X usa para autocensurarse y evitar problemas.

En Estados Unidos, estas reglas se conocen con las siglas CURBFHP, que traducidas al castellano forman el acrónimo, mucho más pronunciable, NOVAPAD. A saber:
- N: Niños. (C, de children). Nada de niños en escenas porno.
- O: Orina o defecación. (U, de urination). Nunca mezclar estos actos con el sexo.
- V: Violación. (R, de rape). No simular violaciones en las escenas de sexo.
- A: Animales. (B, de bestiality). Nada de sexo con animales.
- P: Puño y pie. (F, de fist and foot). Prohibido el fistfucking. Ni puños ni pies en coños o culos.
- A: Asesinato. (H, de homicide). Nada de simular homicidios o desmembramientos mezclados con sexo.
- D: Dolor. (P, de pain). Nunca infligir dolor extremo.
Los acostumbrados a ver porno estaréis diciendo que muchas de estas reglas se incumplen asiduamente, y no sólo en Europa, más liberal para estas cosas. Es cierto, sobre todo en los productos que se distribuyen por Internet. Pero la mayor parte de los productores americanos, para evitar problemas, intentan seguir estas normas, que nacieron como la hoja de ruta de la procuraduría de Los Ángeles para la persecución del porno.
Belladonna
En ‘Bella loves Jenna’, de 2004, no vemos cómo Jenna Jameson le mete el puño a Belladonna en su esperada escena; pero se lo metió. En‘Upload’, de 2007, había escenas con fisting y pissing, pero las imágenes se eliminaron en la edición en DVD para USA. Y en ‘Brianna Love: Her fine sexy self’, de 2007, hay una paliza al final con bastante mala leche, pero fuera de cámara. Autocensura para evitar problemas.
Fisting
En cambio, otros pasan, a veces, de estas pautas. Así, tenemos escenas como la del final de ‘Pure’, de David Aaron Clark. En ella, Asa Akira (atención, spoilers) droga y se folla a Keni Styles para, al final, cortarle y arrancarle de cuajo la polla en una escena de lo más explícita. Y nadie dijo nada, no hubo problemas.
Rob Black Lizzie Borden
Clark no ha sido el único que se ha ‘saltado las reglas’. Sin embargo, saltarse todas salvo la de niños y animales en ‘Forced Entry’ y otras producciones supuso la cárcel, en 2009, para Rob Black y su mujer, Lizzy Borden, especializados en imágenes extremas e impactantes. Y abusar de la orina y jugar con la duda de los niños (sólo la duda, la actriz dice en la película tener 12 años aunque es mayor de edad) también llevó a juicio a Max Hardcore en 2002. Aunque entonces se libró, acabó entre rejas en 2008 por producir y distribuir material obsceno, los mismos cargos de Black y Borden.
Seymore Buts
Pero, como he dicho, no es una ley, sino una serie de pautas no escritas que pueden poner en marcha un proceso judicial, unos criterios que la Administración sigue para evaluar si el contenido de las imágenes es ‘ofensivo para la sociedad’. Eso consideraron, en 2001, del vídeo‘Tampa Tushy Fest’, de Seymure Butts, por pasarse con el fisting; pero sus abogados aportaron documentación suficiente para argumentar que es una práctica habitual y aceptada en la comunidad gay y lesbiana, y todo acabó con un “no culpable” y todos para casa a darle al puño.
Seymore Butts
Hecha la ley, hecha la trampa. Y cuando ni siquiera es ley, todo se convierte en un juego del gato y el ratón donde el perseguido juega con los límites que el otro vigila, para esquivar problemas. Prácticas como el fisting o infligir dolor como parte del juego sexual son cada vez más habituales y toleradas; pero aún hay productores que evitan estas prácticas, como el resto de ‘prohibiciones’. Así, gran parte de la industria se autocensura, creando un producto aceptable para la moral de la justicia americana y que marca, a su vez, un estándar; es decir, el producto que, en teoría, consume el espectador medio.
Fisting
Pero, ¿es ese el producto que quiere la mayoría de pornófilos? ¿Son las prácticas que censura la lista NOVAPAD un producto minoritario por ser extremas o por el hecho de no ser las habituales? Pero, sobre todo, ¿quién debe marcar los límites: los productores, el público o la moral colectiva de la sociedad? Son preguntas que nadie contesta mientras -nosotros- seguimos viendo porno.


vía: Sin Censuras