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martes, 31 de mayo de 2011

No hay cura para el amor

El domingo por la noche me subí al metro para venir hacia mi trabajo; en alguna de las estaciones, creo que fue Pino Suárez, una pareja joven de novios se subió al metro, traían consigo una bicicleta. Como el metro venía vacío pudieron acomodarse muy cerca de la puerta del conductor.

Comenzaron a besarse y los ví. En ese momento se me ocurrieron demasiados poemas . Vigilaba sin que se dieran cuenta que parte de sus manos tocaban que parte de su cuerpo, derrepente él que tenía la mano en la cintura de ella, la subió suavemente hasta tocar la base su pecho izquierdo, ella que estaba besándolo se acerco todavía más para besarlo con más fuerza poniendo sus dos manos en la cara de él para despúes abrazarlo por el cuello sin dejar de besarlo. Fuí testigo mudo de aquél momento en que el amor se conviritio en algo trangresor. Miré a mi alrededor para saber si la poca gente que se encontraba en el vagón observaba lo mismo que yo... no. Algunos bajaban la mirada u observaban para otro lado, les molestaba que dos personas se amaran en ese momento. Tengo una teoría.

No es que les molestara eso: ver a dos muchachos, sino que ellos como yo, nunca más tendríamos la oportunidad de experimentar eso que veían nuestro ojos, eso que nos daba pena pero que en le fondo sabíamos que en algún momento también lo habíamos sentido.

Por azar, si es que existe, en mi ipod, justo en el momento en que se ejecutaba la escena que les he escrito sonaba una canción de Leonard Cohen, Aint´t no cure for love.


Después yo llegué a mi destino y ya no los ví.