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domingo, 16 de octubre de 2011

Una más

Hace dos o tres años por mi casa vivía una chica entre los doce y los trece años. Acudía a la secundaria número 41 llamada Sor Juana Inés de la Crúz. Algunas chicas a esa edad se les nota el buen cuerpo que tendrán en la futuro, ella no era una excepción. K. y yo deseábamos que la chica no cayera en malos pasos y que si era posible cambiara de residencia. Hombres de todas las edades la perseguían y la chuleaban. Una noche de fin de semana la ví a ella y al dueño de la tienda de abarrotes en el parque de la esquina, era la una de la mañana. Él la tenía abrazada por la cintura jalándola hacia él rozando sus caderas. K. al ver la imagen se enojó demasiado y alcanzó a decir ¡Que Cabrón es ese tipo!

Pasó el tiempo y la relación con el tendero terminó. El miedo que tenía a ser demandado por pederastía le quitaron las ganas.

Después le conocí un nuevo novio, más joven que el tendero pero más grande que ella. Les llamaba la atención los grandes senos y las caderas que tenía. Su cara también era preciosa.

Pues bien la semana pasada me la encontré en la esquina de su casa, ahora las cosas cambiaron. Será mamá. Tiene apenas 16 años y dentro de unos meses será mamá. Imagino que el novio se la llevó a vivir a su casa pero ahora que la ve panzona decide regresarla con su familia. Que poca madre de cabrón.

Me siento enojado de que una chamaca tan joven y bonita pierda de esa manera. En este mundo la belleza abre puertas. He visto como los jefes de empresas o de sección son sacudidos por la lujuria y ofrecen puestos a las jovencitas, no escribo una apología sólo cuento lo que he visto.

Ella tuvo todo para comerse al mundo, Dios la dotó de dones, pero también le dio pan al que no tiene dientes