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viernes, 28 de diciembre de 2007

Un Poco de Poesía para el ALMA

En éstas fechas vienen a mí un recuerdo que creí olvidado, pero por cuestiones del aburrimiento del trabajo(todavía estoy trabajando) al no tener nada que hacer por que todos los clientes están de vacaciónes me viene ese recuerdo. Es un recuerdo de aquella muchacha de la sonrisa eterna con la cuál me hizo felíz y que un navidad me cortó por necesitar el famosísimo tiempo. El caso es que ese día hubo dos poemas que me cayeron en las manos, cuando en la pequeña biblioteca personal buscaba dar alivio a ese dolor. Son de Jaime Sabines, espero que les agrade.


Me dueles

Mansamente, insoportablemente, me dueles. Toma mi cabeza. Córtame el cuello. Nada queda de mí después de este amor.
Entre los escombros de mi alma, búscame, escúchame.
En algún sitio, mi voz sobreviviente, llama, pide tu asombro, tu iluminado silencio.
Atravesando muros, atmósferas, edades, tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto) viene desde la muerte, desde antes del primer día que despertara al mundo.
¡Qué claridad de rostro, qué ternura de luz ensimismada, qué dibujo de miel sobre hojas de agua! Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.
Soy como el hijo de tus ojos, como una gota de tus ojos soy.
Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme, del suelo, de la sombra que pisas, del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.
Levántame.
Porque he caído de tus manos y quiero vivir, vivir, vivir.

ESPERO CURARME DE TI
Espero curarme de ti en unos días.
Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, mi es poco, es bastante.
En una semana se pueden reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego.
Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio.
Porque las mejores palabras del amor están están entre dos gentes que no se dicen nada. Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama.
(Tú saber cómo te digo que te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?,"se hizo de noche"... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".)
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto.
Sólo quiero una semana para entender las cosas.
Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.